Suena un teléfono

Posted In: , . By M.Ig. Miranda

Suena un teléfono… la mañana se ha teñido de rojo, de carreras y prisas. La sirena del colegio se mezcla con las sirenas de las prisas. Un número, 112. Una esperanza para salvar una vida. Un espectáculo nunca deseado… Suena un teléfono…

El plata y el rojo del tren se ha detenido en la estación, una nueva parada, la última parada y llegamos a nuestro destino. Hoy, otro día más, otra jornada nueva nace en la ilusión de un cumpleaños,… un nuevo trabajo,… de nuevo con los amigos,… reunirme con mi chica,… un día menos para la boda,… Suena un teléfono…

Un estruendo… un inmenso dolor rompe la mañana… otro… grito … carreras … lágrimas … ¿hacía dónde escapar? … huir de allí… Suena un teléfono…

Carreras… sirena… ¡Deprisa! … ¡Deprisa! … ¡Aquí, aquí! … ¡aquí hay vida,… esperanza! … Sirenas… SOLIDARIDAD… arrojo … Suena un teléfono…

La vida es lo más bello.

El polvo y el humo nieblan la mañana, el corazón… la esperanza se abre paso buscando vida. No hay que parar, … el miedo, el terror no debe paralizarnos, simplemente hay que seguir. Solidaridad. Esperanza.

Suena un teléfono… notas mortecinas… notas que no callan… suena un teléfono… nadie contesta. …Suena un teléfono…. No aguantas… “Diga” … y callas… silencio… silencio… de repente un … llanto.

Jueves, once de marzo de dos mil cuatro. Estación de Atocha. Madrid. Atentado terrorista… un llanto por la vida de nuestros amigos, hermanos,… un minuto de silencio por aquellos hombres, mujeres, voluntarios, ciudadanos… que lucharon en la esperanza de que el niño,… el anciano,… el padre o madre de familia,… el hermano,… el amigo,… el obrero,… el estudiante,… no quedara su vida en aquel trágico tren de muerte.

Suena un teléfono,… notas mortecinas… notas silenciosas….

Hoy, quizás, la esperanza ha muerto un poquito. El alma de todos los españoles viajaba en esos vagones, y con los que se ha ido, algo nuestro se ha marchado. El pueblo español ha hecho suya la pena, y todos se han unido para gritar muy alto “¡Basta, ya!”, y un “¡No al terrorismo!”.

Suena un teléfono…. y una voz dice… “112, en qué puedo ayudarle”


En recuerdo de las victimas de los atentados del día 11 de Marzo de 2004, y en agradecimiento de todos los que, de una manera u otra, han contribuido a hacer más llevadero el dolor de las familias.

Miércoles, Diciembre 2, 2009
Manifiesto “En defensa de los derechos fundamentales en internet”
Escrito a las 9:00 am
Ante la inclusión en el Anteproyecto de Ley de Economía sostenible de modificaciones legislativas que afectan al libre ejercicio de las libertades de expresión, información y el derecho de acceso a la cultura a través de Internet, los periodistas, bloggers, usuarios, profesionales y creadores de Internet manifestamos nuestra firme oposición al proyecto, y declaramos que:
1. Los derechos de autor no pueden situarse por encima de los derechos fundamentales de los ciudadanos, como el derecho a la privacidad, a la seguridad, a la presunción de inocencia, a la tutela judicial efectiva y a la libertad de expresión.
2. La suspensión de derechos fundamentales es y debe seguir siendo competencia exclusiva del poder judicial. Ni un cierre sin sentencia. Este anteproyecto, en contra de lo establecido en el artículo 20.5 de la Constitución, pone en manos de un órgano no judicial -un organismo dependiente del ministerio de Cultura-, la potestad de impedir a los ciudadanos españoles el
acceso a cualquier página web.
3. La nueva legislación creará inseguridad jurídica en todo el sector tecnológico español, perjudicando uno de los pocos campos de desarrollo y futuro de nuestra economía, entorpeciendo la creación de empresas, introduciendo trabas a la libre competencia y ralentizando su proyección internacional.
4. La nueva legislación propuesta amenaza a los nuevos creadores y entorpece la creación cultural. Con Internet y los sucesivos avances tecnológicos se ha democratizado extraordinariamente la creación y emisión de contenidos de todo tipo, que ya no provienen prevalentemente de las industrias culturales tradicionales, sino de multitud de fuentes diferentes.
5. Los autores, como todos los trabajadores, tienen derecho a vivir de su trabajo con nuevas ideas creativas, modelos de negocio y actividades asociadas a sus creaciones. Intentar sostener con cambios legislativos a una industria obsoleta que no sabe adaptarse a este nuevo entorno no es ni justo ni realista. Si su modelo de negocio se basaba en el control de las copias de las obras y en
Internet no es posible sin vulnerar derechos fundamentales, deberían buscar otro modelo.
6. Consideramos que las industrias culturales necesitan para sobrevivir alternativas modernas, eficaces, creíbles y asequibles y que se adecuen a los nuevos usos sociales, en lugar de limitaciones tan desproporcionadas como ineficaces para el fin que dicen perseguir.
7. Internet debe funcionar de forma libre y sin interferencias políticas auspiciadas por sectores que pretenden perpetuar obsoletos modelos de negocio e imposibilitar que el saber humano siga siendo libre.
8. Exigimos que el Gobierno garantice por ley la neutralidad de la Red en España, ante cualquier presión que pueda producirse, como marco para el desarrollo de una economía sostenible y realista de cara al futuro.
9. Proponemos una verdadera reforma del derecho de propiedad intelectual orientada a su fin: devolver a la sociedad el conocimiento, promover el dominio público y limitar los abusos de las entidades gestoras.
10. En democracia las leyes y sus modificaciones deben aprobarse tras el oportuno debate público y habiendo consultado previamente a todas las partes implicadas. No es de recibo que se realicen cambios legislativos que afectan a derechos fundamentales en una ley no orgánica y que versa sobre otra materia.

Ruido

Posted In: . By M.Ig. Miranda

RUIDO

El tren marcha con ritmo lento y monótono por la estepa manchega. La tarde acaba de nacer, y el sol calienta el destartalado vagón de segunda, ya casi convertido en una sauna. El único pasajero del compartimento dormita a pesar del traqueteo del vagón y de la estridente armonía de la marcha del tren.

El viajero recuerda algunos años atrás una tarde muy parecida, cuando en un tren igual de destartalado, y con un billete pagado por el estado, le conducía hacia una nueva forma de vida: la mili.

Era la primera vez que abandonaba su pueblo; aquellas cuatro casas perdidas en medio de ninguna parte, donde el futuro era sobrevivir al calor del verano y a las heladas invernales. Y la diversión, intentar extraer algo de provecho de aquellas enormes estepas yermas. Era la primera vez y la última; pues no pensaba regresar jamás.

El cambio del monótono traqueteo de la marcha le despertó de sus ensoñaciones y recuerdos. Y con un inaudible “coño” se lamentó de haber fracasado en sus planes.

El cambio de ritmo marcaba el final de aquel viaje. La repentina muerte de sus padres en un accidente de tráfico le había obligado a regresar. Ya habían pasado más de tres meses de aquel fatal accidente. El tiempo que había tardado el abogado en encontrar su paradero.

La casa familiar parecía más destartalada y casi ruinosa desde aquella última vez que la contempló. Al recordaba más blanca, con un parral en la puerta y flores en los balcones y ventanas. Al entrar se dio cuenta que en el interior el tiempo se había detenido, y todo estaba igual que el día que él se marchó: los mismos esconchones en las encaladas paredes, el mismo aroma a ropa recién lavada y a pan recién cocinado.

¿Eso era así, o quizás su imaginación y recuerdos le hacían imaginarlo?

No quería quedarse a dormir allí, pero no tenía más remedio. En un pueblo como aquel, cuatro casas mal contadas, no había ni hostal ni fonda.

Al llegar la hora se dirigió a su antigua habitación como un autómata. La cama estaba preparada. Se despojo de su ropa y se tumbó sobre la cama, al hacerlo, poco a poco, se fue hundiendo en el confortable colchón de lana.

A pesar del cansancio, no fue capaz de conciliar el sueño, quizás recordando los años vividos entre aquellas cuatro inmaculadas paredes que fueron su hogar, su “cárcel”.

En el duermevela de la madrugada empezó a imaginarse, y a sentir a las criaturas que tienen la noche como vida. Y un rumor de ruidos le fue golpeando como un bombo sus tímpanos.

Cada vez que se removía en la cama, los muelles del somier y la madera del cabecero crujían con un chirrido estridente.

La angustia ante el nítido zumbido del diminuto mosquito, que presagiaba una picadura, era insoportable. No recordaba nada tan inhumano en sus últimos años. Poco a poco y ante el zumbido, fue tapándose con la sábana, a pesar del calor, casi bochorno que hacía en la habitación.

Tras unos breves segundos de silencio sepulcral, el ruido de un mordisqueo le sobresaltó, el estruendo de la carcoma en el viejo armario ropero llenaba la habitación, retumbando en sus débiles y sensibles oídos.

A éste, y en un nivel superior de decibelios, se unieron los pasitos y carreras en el techo sobre su cabeza. Las ratas del doblao parecían haberse reunido en asamblea para comentar la inesperada intromisión en sus dominios, que venía a turbar sus libres correrías por las habitaciones de la casa.

Esto no lo pudo soportar. Y, furioso, se levantó de la cama de un salto, se calzó sus zapatillas, y cogiendo una manta salió al patio. Recordaba vagamente haber visto una mercedora cuando recorrió todo la casa aquella tarde. Allí –pensó- estaría más fresco y no le molestarían esos ruidos de la vida nocturna de la casa deshabitada.

Se sentó en la mercedora, y contemplando la noche estrellada le inundó un deseo de quedarse, de abandonar su vida de ciudad y volver a su hogar.

La noche le envolvió con suave susurro de silencio, solo roto por el canto del búho o la lechuza (no sabía diferenciarlos) que habitaba en el cercano campanario de la iglesia, y por el rumor que la brisa traía del roce de las ramas de los sauces y robles que crecían en la orilla del riachuelo.

¡Qué música más armoniosa tiene la noche! – Pensó- para soltar al momento un inaudible taco, cuando el ruido ensordecedor de la campana del reloj del ayuntamiento anunció que eran las cuatro de la mañana.

NARCISO

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Todo estaba dispuesto para la fiesta. Me encontraba en la mejor forma posible, arreglado, desprendiendo un agradable aroma y con unas ganas locas por demostrar que era el mejor, el más elegante y atractivo.

Al entrar en la sala todas las miradas, una tras otra, se dirigieron hacia mí. Había triunfado. Unos comentaban mi hermoso aspecto; el suave tacto de mi piel tras las pasadas vacaciones; la perfecta combinación de mi modelo. Todos me alababan. Habían hecho un buen trabajo conmigo.

Tras las agotadoras horas de la fiesta, de mi triunfo, vendría lo mejor: el baño matutino. Con él desaparecerían los últimos efluvios que me impregnaban, efluvios a sudor, tabaco y del ambiente cargado de la sala de fiestas que se habían adherido a mi cuerpo como una lapa.

El baño era el momento más apreciado, el más deseado. Ya que introducirse en aquel agua rebosante de espuma, y de productos para mantenerme limpio y saludable, era como sentirse nuevo, recuperar el aspecto juvenil y saludable de mi primer día de vida en la calle, en la ciudad.

Después del tonificante baño, a su vez relajante y refrescante como necesario e imprescindible, llegaba otro momento de los más agradables, el secado. Mi predilección era secarme al aire; mostrarme tal como era a la brisa de la tarde, o del amanecer, en la terraza de la casa. Contemplar el verde paisaje del bosque circundante, roto por el ocre de las montañas cercanas, me hacía perder la noción del tiempo, y bastantes veces me perdí alguna reunión importante, o alguna cita de amor por admirar, desnudo desde la terraza, las hermosas vistas que me ofrecía el paisaje que me rodeaba.

Tras el secado, llegaba uno de los momentos más odiado, aunque sabía que era a la vez el más necesario para que en la próxima cita, Ana me mirara con ojos de pasión y deseo. Pero a pesar de haberlo sufrido ya varias veces, todavía no me había acostumbrado al calor húmedo de la plancha de vapor. Pues un polo como yo, sufre mucho y no nos agrada nada el calor, temo que me quemen.

VIERNES

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VIERNES

Un Viernes más. La noche de la alegría y la fiesta ha llegado otra vez. Pero…¿esto es fiesta? ¿Es alegría? La última semana, por decir alguna y marcar un momento en la línea del Tiempo, fue como la mayoría de las anteriores. Llegó el Fin de semana y salgo con los “amigos” (quizás sean simplemente compañeros de copas), y poco a poco, “estación tras estación”, garito tras garito vamos tomando copas.

Primero comenzamos con unas cañas; después, a veces sin pasar por casa; subimos un escalón más, y tomamos al más fuerte. Quizás algún licor, o tal vez, alguno más “hombre”, pasa directamente a los combinados, a los cubatas. Y así hora tras hora, día tras día, un fin de semana sí y otro también, … hasta que en las últimas horas del Domingo, ya sin conciencia de ser uno mismo. Regresas a casa, o quizás te llevan.

Al día siguiente, tras la marcha de la luna y cuando el sol ha salido por el horizonte, o tal vez … cuando ya se encuentra en su máximo esplendor. Te levantas, nos levantamos y vamos a “trabajar” unos; a clase otros y … han transcurrido cuarenta y ocho horas de nuestra vida, y nosotros sin enterarnos, sin haber vivido esos momentos, esas horas que no se volverán a repetir.

La euforia, la alegría del fin de semana en que ha quedado. Quizás en un inmenso dolor de cabeza, o tal vez en un “mal cuerpo”, en no poder hacer nada durante toda la jornada, ya que te sientes tan cansado que no te apetece ni respirar.

Pero ese primer beso robado a esa chica que tanto te gusta; esa sonrisa infantil y el brillo de sus ojos al mirarte, ¿dónde han ido a parar? …¿Recuerdas, acaso, el verde esmeralda de su mirada; o la suavidad de su sedosa melena morena; o el sabor meloso de sus labios; o …?


Quizás, ni recuerdes su nombre… pero así es tu vida ¿no?

Así te gusta vivirla… ¿Cómo vivirla? Así pretendes pasar tu existencia, sin darte cuenta de nada, sin saber, ni recordar los momentos más interesantes, los auténticos recuerdos que hay que ir atesorando en nuestra memoria. Recuerdos que van marcando nuestra existencia.

Ya todo ha pasado. De nuevo eres consciente de tus actos, de tus recuerdos, de ti. Pero ¿dónde has estado? ; ¿en qué mundo has pasado estas últimas horas? Tal vez si abandonas el alcohol, si dejas de tomar copa tras copa, quizás en ese momento recordarás dónde has pasado tantas horas, donde has estado en esos momentos de “lucidez etílica” y así comprenderás por qué el alcohol no sirve, no es la panacea, la solución a todos los males y problemas que puedes tener, además de no ser la única forma de diversión que existe en esta vida. Ya que para vivir maravillosas aventuras no es necesario, tu imaginación te puede llevar.

La vida es algo más que el alcohol. La vida es algo más que CH3 –CH2 -OH con otro liquido combinado. Y tú que eres joven y estás lleno de ideas maravillosas, quizás tengas alguna, por no decir cientos, para VIVIR tus ratos de ocio sin tener que depender de la copa para divertirte.